domingo, 17 de noviembre de 2013

De los pupitres a los puños...

Dicen que el ser humano es como el hierro, y que con cada martillazo este se forja para convertirse en una espada reluciente. Hoy por hoy los golpes de la vida son tan fuertes que ni el metal más acérrimo sobreviviría en una sola pieza.

De la gran variedad de escenarios en los que nos construimos día tras día, hay unos que se convierten en referentes de la experiencia y el aprendizaje que nos ayuda a enfrentar los problemas, otros que simplemente nos dibujan una sonrisa en el rostro por su carga emocional; pero en la actualidad los niños y jóvenes se ven obligados a vivir y guardar momentos que los hieren a cada instante.

Hace unas décadas no tenía nombre y de hecho era un proceso normal que mantenía el Status quo en el ambiente educativo; hace no más de 20 años empezaron los primeros estudios con respecto al acoso escolar, y recientemente en todos los medios de comunicación y las instituciones gubernamentales han empezado campañas para la prevención y la erradicación de este fenómeno social, más conocido como “Bullying”.

Es fastidiar, es agredir y es intimidar a tus compañeros de clase sea de forma física o psicológica, sea en solitario o en complicidad con los demás, sea como sea el fin es el mismo, subyugar al “otro” por su diferencia ignorando que es una persona, es imponer un canon de vida para los individuos, es jerarquizar las ramificaciones de la cultura, es enmarcar la identidad, es legitimar la estigmatización de la diferencia.

Este comportamiento antisocial repercute en el comportamiento de las víctimas, en su desempeño académico y afecta directamente a su autoestima y a su capacidad de interrelación social. En el Ecuador se han realizado muchos estudios a través del INNFA “Instituto Nacional de la Niñez y la Familia” sin ninguna manifestación. Hoy por hoy Silvana Di Mella, actual Reina de Quito, apoya una de las campañas contra el “Bullying” y convocando a 106 representantes de 40 colegios del distrito metropolitano, para asistir y trabajar en el taller en contra del acoso escolar “Trabajemos por el Buen Vivir de la niñez”.

Las propuestas son muchas pero eso no es suficiente. Por paradójico que parezca el acoso escolar empieza en los pupitres; si los profesores no educan desde una perspectiva mucho más integradora y comprometida con la vida, muy poco pueden hacer las cuñas publicitarias en internet o televisión, ya que los estudiantes deben comprender que la sociedad solo puede ser funcional cuando aceptamos al “otro”, que nosotros existimos y nos reconocemos en función del “otro”.

 La vida de estudiante es la mejor, es el punto de quiebre entre la inocencia de la niñez y el abanico de experiencias y sensaciones que nos ofrece la adolescencia; es el momento donde nosotros nos reconocemos y construimos como individuos, y a su vez son los días de nuestra vida que atesoramos y añoramos en la adultez.



No mancillemos una vida, pues el daño es irreparable, quizá nosotros no lo sepamos porque no fuimos víctimas; pero hay que tomar en cuenta que algún día seremos padres. No pensemos que el “Mundo mejor” que nuestros hijos necesitan solo tiene que ver con un ecosistema inmaculado, también es importante que dejemos una sociedad limpia de acoso y libre de estereotipos.

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